Consejería para Separados

Cómo PERDONAR a mi PAREJA

Consejos y Tips para Aprender a Perdonar

Cómo Perdonar

Así como Dios tiene un plan de salvación que se lleva a cabo con el sacrificio de Jesús, satanás con sus mentiras también tiene un plan de destrucción. Con sus engaños y mentiras nos va a mantener desenfocados y distraídos de la verdad que es Cristo. Pero qué mejor estrategia que hacer que 2 personas se acaben entre ellas mismas, y esto se hace más irresistible cuando se trata de 2 esposos, que al separarlos se produce la destrucción de toda una familia.

La persona que no quiere perdonar ni hacer el debido proceso para lograrlo, al final es un problema que no se va a solucionar solo, pero cada día está ganando más oscuridad para aumentar el daño que nos hará y a través de nosotros destruir el entorno.

 

El objetivo de satanás es que esa falta de perdón nos haga su esclavo, para poder manipularnos más fácil,  con ese mismo dolor y ofensa ser una pieza clave en la destrucción de los nuestros, a la misma vez eso más nos va a destruir a nosotros, es un daño exponencial contra el prójimo y contra mi mismo.

satanás quiere invertir eso de “ama a tu prójimo como a ti mismo” por algo así como “destruye a tu prójimo como a ti mismo”. El perdón es parte clave de la salvación, por esto Jesús dio su vida para pagar nuestra deuda del pecado, y solo con el verdadero arrepentimiento de corazón somos perdonados. satanás no quiso el perdón de Dios, y para ofender a Dios nos llena de las razones para no perdonar a los demás, y así tampoco seamos perdonados.

Ver el resumen en video:

Cómo perdonar una infidelidad

Cómo aprender a perdonar a mi pareja

De todas las cualidades cristianas que nos hace más cercanos a Dios, ninguna es más divina que el perdón y la misericordia. Dios es un Dios de perdón y misericordia. 

 

Éxodo 34: 6 – 7

6 Y pasando Jehová por delante de él, proclamó: ¡Jehová! ¡Jehová! fuerte, misericordioso y piadoso; tardo para la ira, y grande en misericordia y verdad; 7 que guarda misericordia a millares, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado, y que de ningún modo tendrá por inocente al malvado…

 

Proverbios 19: 11

La honra del hombre es pasar por alto la ofensa.

Una de las más grandes referencias de amor en la Biblia es la parábola del hijo pródigo. Un hijo que se despidió de la manera más injusta y mal agradecida, tomando una herencia que no trabajó, la malgasto en todos los placeres que ofenden a Dios, y por último después de desperdiciarla y quedar sin nada, devolverse a su casa porque no tenía más alternativas.

 

Y en vez de ser recibido con castigo y condenación, o haberlo simplemente rechazado, fue recibido con amor, alegría y perdón. Pero también recibió una redención que le devolvió su lugar como hijo en la casa de su padre, a cambio de nada.

El padre corrió a recibirlo y lo llenó de besos en su cuello.

 

Jesus nos dice como es el corazón del perdón, 

un corazón dispuesto y pronto para perdonar, 

No espera que nos pidan perdón.

No depende de una justificación para perdonar.

Está dispuesto a perdonar con muestras de amor

Un corazón que perdona se goza y celebra cuando el pecador se arrepiente.

Se preocupa más por compartir la alegría que por lo que otros puedan juzgar.

 

Así es como Dios perdona y quiere que perdonemos.

Pero el Señor también nos advierte que un perdón así no va a ser valorado, si no mal interpretado. 

La familia no quiere perdonar al esposo que ha vuelto

En la parábola nos hablan del otro hijo que se llenó de rencor y ofensa.

Esto mismo se vive en la mayoría de hogares cuando vuelve un esposo, que había abandonado el hogar, La mayoría de familiares en especial los hijos, amigos y padres del cónyuge abandonado, no se alegraran de que un esposo ofensor vuelva. Y esto va suceder gracias a que un recién abandonado, un separado ofendido y lleno de dolor, de manera equivocada suele desahogarse contando todo con las personas equivocadas.

Las personas en su dolor piensan que entre más personas les cuente su crisis matrimonial, la comprensión o atención de los demás en algo le va a solucionar el problema. La realidad es que no le van a ayudar a solucionar nada, si no que al contrario solo le sumó enemigos a su pareja, que no van a estar de acuerdo con que se reconcilien. Aquí lo que hicimos fue sembrar rencor en sus corazones, lo contrario al perdón. Muchas personas nos dirán que alguien que te hace tanto daño no merece el perdón, que la infidelidad y el adulterio no merece el perdón de un esposo. Pero Dios nos demuestra que él siempre amará al que no merece el perdón. 

Cuando Jesús nos enseña a orar, teniendo en cuenta la gran necesidad que tenemos de ser perdonados por Dios, dice que perdónanos nuestras ofensas como también perdonamos a los que nos ofenden. Es importante ver la posición en que Jesús nos pone, para entender que el perdón de Dios se basa en nuestro perdón a los demás. 

 

Santiago 2: 13
13 Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio.

 

Tomando este versículo de una manera proactiva, dichoso el que puede perdonar y dar misericordia porque así mismo recibirá perdón y misericordia. Todos en el momento de la ofensa, clamamos y preferimos que se haga justicia, Pero Jesús trata de ponernos en el contexto que nos permita ver y entender que nadie está libre de pecado, y menos le va a convenir la justicia. Pues cuando pedimos la justicia de Dios, el Señor primero empezará por nosotros, así mismo como lo hará cuando venga por su pueblo, el juicio empezará por su iglesia. 

El perdón es algo que nos conviene a todos y todos lo necesitamos.

¿Cuántas veces debemos perdonar?

Mateo 18: 21

Entonces se le acercó Pedro y le dijo: Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete? 22 Jesús le dijo: No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete. Esta parte de tener que perdonar 70 veces 7 uno no se lo desea ni a su peor enemigo, esto nos parece algo injusto, porque lo tomamos como que siempre debo dejar que hagan conmigo lo que quieran y a mi siempre me toca perdonar. Pero no es esa la manera de interpretarlo.

La interpretación está más basada en el gozo de mejor soltar las ofensas, que quedarnos con esa oscuridad que nos mantiene llenos de amargura y dolor. El beneficio del perdón empieza por el ofendido que suelta la ofensa a través del perdón. Siempre el que perdona va a ser el primer beneficiado tanto en lo espiritual como en lo terrenal.  Pero también es necesario entender y poner en un contexto sabio el siguiente versículo:

 

Lucas 19: 29

Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra; y si alguien te quita la capa, déjale que se lleve también tu camisa. 30 A cualquiera que te pida algo, dáselo, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. 31 Hagan ustedes con los demás como quieren que los demás hagan con ustedes.

En el espíritu del Señor, siempre vamos a poder entender, que perder en el mundo a causa de Cristo, siempre nos pondrá en ganancia y en victoria, esto lo confirma la palabra:

 

Mateo 16:25-26

25 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. 26 Porque ¿qué aprovechará el hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?

 

Hay problemas por cosas en la vida que nos van a resultar más ganancia si las dejamos perder. Por ejemplo cuando a una persona un ladrón le pide su celular, ella en vez de simplemente entregar prefiere luchar por evitar el robo, y en ese enfrentamiento el ladrón la mata de una puñalada o disparo. La vida no se puede volver a conseguir, y en el caso de un objeto, si el mismo Dios que nos dio ese celular entendemos que nos puede dar otro nuevo, de la misma manera podríamos simplemente soltar y gozarnos en que Dios sabe por qué permite que algo así nos suceda.

 

Soltar la ofensa es la ganancia del perdón, Y entre luchar por la justicia o la venganza, siempre va a estar más cerca y beneficioso si en vez de eso, logramos perdonar.

Por qué no puedo perdonar a mi pareja

Comprendiendo la complejidad del perdón, podríamos describir el perdón como un Don divino. Es algo que solo lo podemos lograr en su plenitud hasta el grado de sanar las heridas y olvidarlas, solo cuando tenemos una intimidad diaria con Dios. Lograr el perdón de corazón es un fruto de la intimidad profunda que tengamos con Dios. En Lucas 19 después de hablarnos de poner las 2 mejillas, continúa con la siguiente parábola: 

 

En el capítulo 23 habla de un rey al cual uno de sus siervos le debía una gran cantidad de dinero. Como el siervo no tenía con qué pagar, el Rey ordenó que le quitaran todo lo que tenía para pagar la deuda, esto incluía a su esposa e hijos.

Pero el siervo postrado suplicaba que por favor le tuvieran paciencia que él iba a apagar todo. El rey motivado a misericordia, decidió perdonarle toda la deuda. Pero volviendo a casa ese siervo se encontró con uno de sus consiervos que le debía una poca cantidad de dinero. Al ver que no podía pagarle lo empezó a maltratar, humillar, insultar. Y mientras esto su consiervo de rodillas postrado rogaba paciencia pues el iba a pagar todo, pero no consiguió que le dieran la oportunidad si no que al contrario lo echaron a la cárcel.

 

Los otros consiervos al ver esto lo acusaron con el Rey, y el Rey muy enojado lo llamó para reclamarle que había sido cruel al no haber perdonado esa deuda tan pequeña, como el mismo Rey le había perdonado una gigante. Entonces el Rey lo tomó y lo echó a los verdugos hasta que pagase la deuda. Y termina el en el versículo 35 diciendo: Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.

El perdón es la deuda que ningún pecador puede pagar

El pecado original es la deuda que todos los creyentes tenemos con Dios, es una deuda impagable. Esta deuda es tan alta que solo se pudo pagar con la sangre de un santo libre de pecado como Jesús.  Es la deuda más alta que puede tener un alma, y dado que todos somos pecadores, ninguno tiene la inocencia suficiente para pagar con su propia vida. Este sacrificio permitió el perdón eterno de nuestros pecados, y en agradecimiento de ese sacrificio, lo mínimo que podemos hacer es dar el perdón a los que nos ofenden. El perdón debería de ser algo automático por la gratitud del perdón que recibimos. Pero claro que entiendo que la teoría de saberlo, no es lo mismo que intentar hacerlo.

¿Cómo aprender a perdonar?

Aquí es donde encontramos el principio de poder perdonar, con 3 simples preguntas:

 

¿Usted ya fue perdonado por Dios? 

 

¿Usted ya murió en Cristo y nació de nuevo?

 

¿Este nacimiento en un nuevo hombre, usted lo nutre a diario con la oración, la lectura de la palabra y cantando alabanzas a Dios?

 

Porque el conocimiento de la ley de Dios y que las promesas que existen para nosotros se puedan cumplir, dependen del grado de amor y obediencia que usted tenga a través de su intimidad diaria. 

 

De la escasa o mediocre intimidad espiritual que usted tenga con Dios, carece de la capacidad para poder enfrentar la ofensa y poder perdonarla.

 

El verdadero perdón es un reflejo de la profundidad de nuestro verdadero arrepentimiento.

 

La clave del perdón está en la intimidad que tenemos con Dios.

 

Todo esto que se explica funciona teniendo en cuenta que Jesus dice en Juan 15: 5

 

separados de mí nada podéis hacer”

 

Si no has podido perdonar o soltar, puede servirnos como un indicador de que tan separados estamos de Jesus y por esto no hemos podido perdonar, porque es en Cristo que todo lo puedo (Filipenses 4:13)

 

La incapacidad de estar en gozo para soltar y perdonar es porque al estar separados de Cristo nunca lo podremos.

 

También hace parte fundamental del proceso de poder perdonar al prójimo, el hecho de que en mí ya exista el perdón para mí mismo, pues nadie puede dar para los demás lo que ni siquiera existe en nosotros mismos.

 

Aquí es donde también aplica el versículo Lucas 6:45, donde de la abundancia del corazón habla la boca, por esto nadie da de lo que no tiene en su corazón y también en Lucas 6:39 cuando nos dice que un ciego no puede guiar a otro ciego, es por esto lo que no sabemos ni hemos podido hacer en nuestras vidas, menos podremos ser un ejemplo o guiar a otros a lograrlo.

¿Cómo Perdonarme?

Muchas personas manifiestan que se sienten indignadas de acercarse a Dios, porque sienten que son tan pecadoras que no tienen cara para acercarse a Dios.

 

En Job 42:5 De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven.

 

El problema es conocer a Dios por fuera de sus escrituras, muchos se quedan con el concepto que otros pueden percibir de Dios, y aquí hay 2 extremos donde nos lo pueden hacer ver como castigador y condenador, o el otro extremo es su gracia que todo lo permite. Es un error dar por verdad lo que nosotros mismos no hemos leído en sus escrituras, tendremos un concepto equivocado o mal enseñado por terceras personas que nos hablan de Dios, incluyendo entre ellas a quienes usa satanás para hablarnos.

 

Entonces cuando no hemos podido acercarnos a Dios para recibir su perdón, tampoco somos capaces de dar lo que no hemos recibido.

Una de las principales razones para no perdonar es porque no me siento perdonado. o no me he dado cuenta de la libertad que tengo al haber sido perdonado. Ampliando todo el contexto de Lucas 6:45 dice: “45 El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.”

 

Un corazón lejos de Dios, sin Cristo reinando en su corazón, en él está lleno de oscuridad, temor, culpa, dolor, en esa condición es imposible que de la boca salgan bendiciones, si dentro de ese corazón no habita el perdón de Dios, por eso no va a tener el valor de pedirlo de corazón ni de poder darlo.

El perdón de los pecados según la biblia:

Cuando hablamos del perdón a muchos nos enseñaron a pedirle a la virgen María que “ruegue por nosotros los pecadores”, no existe tal indicación en la biblia, pero si hay al menos 4 versículos nos dice otra cosa:

 

1 JUAN 1:19

Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad.

 

Salmo 32:5

Pero te confesé mi pecado,

y no te oculté mi maldad.

Me dije: «Voy a confesar mis transgresiones al Señor»,

y tú perdonaste mi maldad y mi pecado. Selah

 

Hechos 3:19

Por tanto, para que sean borrados sus pecados, arrepiéntanse y vuélvanse a Dios, a fin de que vengan tiempos de descanso de parte del Señor.

 

Romanos 3:23-24

Pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios, pero por su gracia son justificados gratuitamente mediante la redención que Cristo Jesús efectuó.

 

En ninguno de los 4 versículos anteriores y leídos de diferentes autores en la biblia, nombran que sea o se necesite rogar por nuestros pecados, solamente los debemos reconocer y confesar al Señor y si nos hemos arrepentido de corazón son perdonados.

 

También se nos enseña en la palabra que podemos confiar en Jesús que es nuestro intercesor ante Dios:

 

Romanos 8:34

¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.

 

1 Juan 2

Hijos míos, os escribo esto para que no pequéis. Ahora bien, si alguno peca, tenemos un intercesor ante el Padre: Jesucristo, el justo. 2 Porque Jesucristo murió para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino también los del mundo entero.

 

Nadie necesita rogar por el perdón de los pecados,  porque para eso Jesús ya murió por nuestros pecados sean perdonados, nosotros solo debemos reconocerlos y confesarlos con arrepentimiento de corazón.



7 Tips del por qué no me siento perdonado

  1. Recuerde que una de las principales razones de no sentirse perdonado, es la falta de intimidad que se tenga con Dios. Por esto se percibe como alguien que no ha sido perdonado.

 

  1. También el verdadero arrepentimiento de corazón es un proceso de morir en cristo nuestro pecado, hace parte del proceso de restauración y sanidad que el Señor está haciendo.

 

  1. Muchas veces realmente no nos hemos arrepentido de corazón, si no que vivimos un remordimiento por los errores que hemos cometido, pero no hemos hecho un verdadero proceso de arrepentirnos de corazón y confesarnos con Dios.

 

  1. A veces también desobedecemos al no querer aceptar que si ya confesamos nuestros pecados de corazón a Dios, él ya dijo que los ha olvidado y hecho un borrón y una cuenta nueva. Pero no queremos aceptar esa verdad y por eso insistimos en cargar con la culpa.

 

  1. El sentimiento de culpa no viene de Dios, la convicción de pecado de parte del espíritu santo nos guía en espíritu al arrepentimiento. Pero el sentimiento de culpa viene de satanás para hacernos sentir que no tenemos derecho a acercarnos a recibir la gracia de Dios.   

 

  1. También sucede que esperamos una confirmación del perdón de Dios, porque suceda o se manifieste de alguna manera en nuestras circunstancias. Como ejemplo es que cuando estamos enfrentando una ruptura amorosa por nuestra culpa, creemos que por el hecho de habernos arrepentido y pedido perdón a Dios, eso se manifiesta en que Dios haga que nuestra pareja nos perdone o vuelva.

 

Pero esto es como ir borrachos en un carro y atropellar a una persona, por esto nos meten a la cárcel en donde nos arrepentimos de corazón, pero esto no va a revivir el muerto o quitar la condena. 

 

  1. Debemos distinguir que una cosa es perdonar que es dejar de pensar mal de la persona que nos lastimó, pero otra cosa es sanar las heridas que eso causó y poder volver a confiar.

Y así mismo cuando hemos pedido perdón es un proceso que la persona debe pasar para poder perdonarnos de corazón. 

Perdón espiritual y terrenal

Para seguir con esta segunda parte del tema de como aprender a perdonar a mi pareja, es vital, necesario, importante que hayas visto la primera parte con la teoría bíblica sobre el perdón. En caso de que no lo hayas hecho o no hayas visto la primera parte, mira aquí el link del anterior video o en la descripción. Recordemos que la facilidad para poder perdonarnos y perdonar a otros, va a depender de la intimidad que tengamos a diario con Dios cuando hacemos el OLA, repito esto mismo muchas veces porque es tanto la fuente como la solución del problema.

 

Mateo 16: 19

Todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos.

 

Nos está reconociendo 2 áreas donde opera el perdón y la maldición, tanto en lo terrenal como en lo espiritual. La maldición empieza en lo espiritual y se manifiestan sus frutos en lo terrenal. El perdón es un acto que empieza en lo espiritual y así mismo se va a proyectar en lo terrenal. Es necesario ser conscientes de una realidad que tenemos en nuestros ojos pero no vemos, y es la prueba, la realidad de que así como todos las malas semillas que hemos sembrado a lo largo de nuestras vidas, hoy tenemos grandes árboles con amargos frutos.

 

También podemos creer y confiar que con el verdadero arrepentimiento y nuestras semillas de perdón espiritual, podremos también con el tiempo recoger frutos de perdón en lo terrenal. Si la oscuridad y muerte pudo prosperar tanto en lo malo, cómo aún más no van a prosperar las obras de la luz en el espíritu de Dios. Si nota Jesús tuvo que primero dar su vida para salvar la nuestra… así mismo si primero solucionamos la falta de perdón vamos a poder recibirlo. Y si arreglamos estar en paz en lo espiritual, será más fácil tener paz en lo terrenal.

El perdón para una reconciliación matrimonial

La parte más compleja de la reconciliación y la restauración matrimonial, es que no se puede empezar si primero no hay verdadero perdón y arrepentimiento, en ambos cónyuges. Y aquí hay 2 puntos que se pelean el primer lugar de lo que debe suceder. Todos pensamos que si alguien vuelve arrepentido de corazón, lo podemos perdonar.

 

Pero la realidad es otra, pues en muchos casos que sí volvió un esposo arrepentido, esto no fue suficiente para que su pareja lo pudiera perdonar de verdad. Esta situación se repite en muchos casos que hemos trabajado en la consejería matrimonial, muchos esposos que regresaron a su matrimonio con el deseo de luchar por la restauración matrimonial. Pero ahora sus esposas no estaban convencidas o tan felices  como ellas pensaban que sucedería si su pareja regresaba.

 

El perdonar es como un mandamiento que deben cumplir, las personas que dicen creer en Dios. Pero la ley de Dios no la puede cumplir un creyente simplemente con conocerla, esta solo se logra obedecer y cumplir con el corazón dependiendo de la intimidad diaria que tenga con el Señor. 

¿Qué sabemos del perdón?

Vivimos en una sociedad sin Cristo que no está alentando a la gente para perdonar. Para el mundo que no ama a Dios, cuando nos han ofendido, el perdón no es una opción. El mayor contribuyente en la destrucción de una sociedad, una familia, una pareja, es la ausencia del perdón. 

 

La sociedad y cultura, exaltan y celebran a personas que no están dispuestas a perdonar. Esto ocurre porque la relación que tenemos a diario con la palabra de Dios, no es tanto como consumimos el entretenimiento que ofrece la televisión y las redes. Todos crecimos viendo películas de rambo vengándose de sus enemigos, pero a la misma vez el contacto era cero con la palabra de Dios. Teníamos una alimentación diaria de cosas que no edificaban, que construyen una mente con poca capacidad para perdonar, pero más entrenada para la venganza.

 

Hacemos héroes a personas que asesinan por venganza.

 

Como resultado de la convivencia diaria con el pecado, la impiedad, o cualquier tipo de restricción fundada en la obediencia a Dios. Tenemos una sociedad llena de amargura y venganza, que se enoja con facilidad y se llena de odio. Una de las carreras profesionales con mayor número de estudiantes es la de derecho, para ser abogados profesionales, debido al gran número de demandas que existen de las personas que se vengan por cualquier asunto pequeño o grande de la vida.

 

Incluso muchos consejeros en la actualidad recomiendan que no es saludable perdonar, hay libros que hablan de que no tenemos que perdonar, pero no enseñan cómo convivir con el dolor y la amargura de la ofensa. En los tiempos de hoy la gente es cada vez más hostil, más enojada, no perdonadora y más vengativa que en la antigüedad. Pero al contrario de esto, para un Cristiano maduro en la fe, no perdonar es algo impensable. No importa cual sea el asunto o la ofensa. El sabe que no perdonar es un acto de desobediencia y rebeldía contra Dios. 

 

Pero también sabe que el poder de Cristo que todo lo puede, si lleva ese dolor y ofensa a la cruz, podrá ser liberado de esas amarguras y poder de corazón perdonar. En 1 Juan 4:18 nos dice que un Cristiano maduro en la fe,  logra perdonar no por el temor del castigo, sino porque se lleno tanto del amor de Dios y el perfecto amor de Dios hecha fuera el temor. Recordemos que como Cristianos somos llamados a perdonar 70 veces 7, así mismo como nuestro Padre nos ha perdonado. Pero eso no significa seguir expuestos a permanecer donde nos ofendan o con quien nos lastima.

Una gran muestra de perdón

El conocimiento que tenemos de cómo a nuestro Señor Jesus fue ofendido antes de su muerte, no tiene otra mejor muestra del grado de perdón que podemos dar a otros. Jesús estando en la cruz dijo: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”. Lucas 34.

 

Ese día debió ser uno de los peores registrados en la vida de cualquier persona en el mundo, pero el Señor Jesús que estaba lleno del espíritu de Dios, fue capaz de pedir por nosotros en medio de su dolor y ofensa. Debió ser grande la tentación que vivió nuestro Señor Jesús. al ser vendido por uno de sus amigos. Tener un juicio injusto y ser condenado sin una verdadera causa, pues todo lo que se le acusó era mentira.

 

Le preguntan al pueblo si querían que dejaran libre a Jesús o otro preso que era asesino, pero el mismo pueblo que era testigo de los milagros de Jesús y todas sus buenas obras, prefirieron dejar libre al asesino y que se castigara a Jesús. La caminata desde el juicio hasta el monte donde se pondría la cruz, se le hizo a Jesús cargar la cruz en donde sería puesto. Y mientras caminaba hacia allá, era acompañado a su pasó con latigazos, golpes, piedras y todo tipo de maldiciones que le gritaba el pueblo.

 

En medio de todo esto se encuentra a Pedro en el justo momento que lo estaba negando por tercera vez. Pero con todo esto en el espíritu del Señor no salieron de su boca palabras de odio, si no de bendición, cuando se despide pidiendo a Dios que nos perdone por todo lo que hicimos.

 

Recuerdo que cuando leí por primera vez en mi vida este capítulo, me sentí ofendido por tanta injusticia, y en ese momento escuche una vez que me confronto diciéndome:

 

“No te ofendas, tú también crucificaste a Jesús”

 

En ese momento traté de defenderme, pero la voz me dijo que a Jesús lo habían crucificado a punta de chismes y mentiras. Así mismo como cuando yo dije chismes de la reputación de otras personas, o levante falso testimonio o asegure cosas que no constaban de otros, de esa manera yo también estaba crucificado a Jesús. 

 

Esto me pareció tan cierto y sentí la convicción de pecado y de la verdad, que me arrepentí de lo que hice y empecé a esforzarme por cuidar más lo que decía. Y en ese punto uno se da cuenta que ya perdió la cuenta y hasta se olvida, de a cuantas personas se les debe una disculpa o pedirles perdón, por todo lo que se dijo a sus espaldas.

 

A cuántas personas con lo que dijimos de ellas las atamos aquí en la tierra y están atadas en los cielos, por nuestras maldiciones o falsos testimonios. Y no saben el mal que les hicimos o dijimos.  Uno tiene cuentas pendientes con muchas personas que necesitan ser perdonadas, y nos sería muy útil aprender a perdonar, si empezamos a reconocer que estamos en deuda con otros, de la misma manera que otros están en deuda con nosotros.

¿Qué pasa si no quiero perdonar?

Cuando negamos el perdón o no hacemos lo necesario para perdonar, además de hacernos esclavos de un dolor y avivar las llamas de la amargura y el odio, estaremos creando una atadura espiritual en contra del prójimo y otra para nosotros en el plano espiritual.

Esto es precisamente lo que aprovecha satanás para que se produzca una opresión espiritual, donde espíritus como el de depresión, celos y muerte, puedan tomar un mayor control de nosotros.

 

La falta de perdón o negarse a darlo, es una puerta abierta para que satanás nos atormente con ese pasado, y al sumergirnos en el dolor y la depresión, también aumenta el deseo de muerte con el suicidio.

 

En el peor de los casos se produce la venganza que busca acabar con la vida del otro.

Parece algo exagerado pero el espíritu de celos en compañía del de muerte, nos van a tentar a acabar contra la vida del ofensor, sea de manera física o espiritual con brujería y hechizos. 

¿por qué perdonar? ¿debemos perdonar?

La oscuridad que hay en cada ser humano, es la tierra fértil para las semillas de destrucción que satanás quiere plantar, por esto es que entre más lejos de Dios estemos o sea mediocre la intimidad, mayor terreno tiene satanás para sembrar y esas raíces de amargura puedan propagarse.

 

Cuando estas semillas de maldad se desarrollen convirtiéndose en grandes árboles, darán más sombra para aumentar la oscuridad y sus frutos que haremos a otros comer, portarán esa semilla que se expande en los corazones de quienes nos rodean.

 

La falta de perdón es el abono mejor para las raíces de amargura, y esto dará frutos que son perfectos para causar heridas irreparables en nuestra pareja y principalmente en nuestros hijos, quienes serán las nuevas tierras que conquistara satanás para crecer su reinado de maldad y oscuridad, aprovechando los nuevos enemigos de Dios, quienes también están contaminados de amargura y así aprendieron a no perdonar.

¿Por qué es tan difícil perdonar?

La dificultad es porque no estamos acostumbrados a hacerlo, y las pocas veces que lo intentamos fallamos y esto nos frustra, pero principalmente porque lo hemos intentado en nuestras fuerzas desde la oscuridad que hay en nosotros. La diferencia de amar a Dios es que tenemos del poder de Cristo, para que todo lo que pidamos conforme a su voluntad lo podamos recibir.

 

Tal vez hemos orado con más fuerza y gritado con más ganas que se haga justicia, de lo que realmente nos hemos empeñado en pedirle que nos ayude a perdonar. También puede ser que es más el tiempo que pasamos quejándonos y recordando todo lo malo, de lo que pasamos orando a Dios y en alabanza para sanar las heridas.

 

Muchas personas tienen una relación carnal con Dios llena de ritos, pero no una intimidad diaria en su espíritu, y aquí hay una gran diferencia que se podrá apreciar por los frutos. No nos sirve de nada levantarnos a orar, leer y alabar, si el resto del día lo vamos a desperdiciar en quejas y lamentos, repitiendo más lo malo que nos sucede, que lo que pasamos dando gloria a Dios con alabanzas.

 

Este aspecto de ser agradecidos y ser testimonio de ese agradecimiento con Dios, se hace algo irónico, cuando uno ve que los pecadores son mucho más felices en su pecado y mantienen una mejor actitud en todo, que muchos cristianos que viven como condenados de camino al matadero.

La falta de perdón nos desarma espiritualmente

Ningún éxito existe sin disciplina, cuando no tenemos esa intimidad diaria con Dios para sanar las heridas emocionales, para romper ataduras y lograr la renovación de la mente. Va ser imposible el proceso de aprender y poder perdonar. Las personas invierten valiosas horas de oración en el espíritu equivocado, por esto piden y no reciben.

 

Muchas personas en la consejería me manifiestan que llevan tiempo orando, pero sienten que sus oraciones no son escuchadas, que algo hace falta hacer o que Dios no quiere contestarles. Pero sin expandir las varias causas del porque le puede suceder esto, me enfocare en lo que corresponde al tema de la falta de perdón. Un versículo que nos puede dar un panorama del porque las oraciones pueden ser afectadas por la falta de perdón es: 

 

La oración del justo es poderosa y eficaz.

Santiago 5:16

 

Cuando no queremos perdonar, o pensamos que alguien no merece nuestro perdón, nos pone en un lugar de injustos. Y esto sucede porque no había un solo justo en la tierra, como para merecer que por ese fuera enviado Jesús, si no que al contrario a la falta de la justicia, fue enviado Jesús para justificarnos. Al estar justificados por Dios, como un producto de la santidad, la limpieza espiritual, la renovación de la mente, las oraciones se hacen conforme a la voluntad de Dios, pues están llenas de Su justicia, y no de lo que para nosotros nos parezca que es lo justo. 

La falta de perdón nos hace sentir que Dios nos nos escucha

Uno ora con la fe de que Dios nos va a responder, y las persona dicen que Dios no rechaza un corazón contrito y humillado. Pero la realidad es que muchas personas realmente no se han humillado, ni su corazón está contrito. La necesidad de algo que pedimos y no recibimos, nos hace pensar que Dios no nos escucha, pero realmente qué tan diligentes y empeñados estamos en lograr primero estar conformes a la voluntad de Dios. Por ejemplo:

 

Proverbios 10:7

La memoria de los justos es una bendición

 

Los pensamientos del justo andan en bendición, Dios conoce nuestras verdaderas intenciones y la oscuridad que hay en cada uno. Por esto es tan difícil dar algo que no habita en nosotros, y se hace evidente que de la abundancia del corazón habla la boca. Y todo lo negativo que resultamos haciendo por esta ausencia de la luz y la verdad, es la que se nos termina devolviendo. No nos damos cuenta que muchas oraciones son hipócritas, están dichas con un corazón que no agrada a Dios.

 

Salmo 112:6

El justo será siempre recordado;

ciertamente nunca fracasará.

 

Una persona separada, traicionada y abandonada por su pareja, mantiene una mentalidad de derrota y fracaso que vive con el recuerdo de su dolor, esta mentalidad no va permitir tener pensamientos de justicia que agraden al Señor.

 

Salmo 5:12

Porque tú, Señor, bendices a los justos;



La búsqueda de esa bendición en nuestras vidas, es esperando que Dios haga su justicia sobre nuestras adversidades, demandamos primero se haga una justicia en el otro o en la situación, pero no nos damos cuenta que la justicia de Dios debe comenzar por nosotros. Y antes que Dios preferir destruirnos con su justicia, prefiere justificarnos a través de la sangre de Cristo para ser perdonados y redimidos. Esa es la justicia que Dios quiere que aprendamos a pedir, una que desee el perdón y la redención de nuestros pecados y también la del prójimo. 

 

Romanos 1:17

«El justo vivirá por la fe».

 

El mayor sufrimiento de las personas que no la deja vivir en paz, es que prefieren buscar la justicia o venganza de Dios, porque piensan que esto les va a devolver una vida en paz, pero no se dan cuenta que cuando vivimos por fe, estamos aceptado la voluntad de Dios y esto nos provee una paz que sobrepasa todo entendimiento.

 

Salmo 34:19

Muchas son las angustias del justo,

pero el Señor lo librará de todas ellas.

 

¿Será que las angustias que vivimos hacen parte de nuestras injusticias? Porque la palabra también dice: 

 

“Ninguna maldición viene sin causa”

Proverbios 26:2

 

Muchas cosas pensamos que nos suceden por actos terrenales, pero nos cuesta admitir que también suceden por nuestra forma de pensar, la cual termina convirtiéndose en un anhelo del corazón que puede tener un impacto espiritual. En otras palabras terminamos deseando el mal al prójimo.

 

Salmos 37:25

Joven fui, y he envejecido, Y no he visto justo desamparado, Ni su descendencia que mendigue pan.

 

Una gran mayoría de mujeres son abandonadas con sus hijos, convirtiéndose en madres cabeza de hogar, ellas en su aflicción también sufren del incumplimiento de las obligaciones financieras del hogar por parte de su esposo. Esto además de hacerlas sentir en miseria, la ira va a abrir puertas que satanás aprovecha para llenar su corazón de deseos oscuros. Y es una verdad terrenal que están siendo vulneradas ellas y sus hijos, pero también existe una verdad espiritual que dice: 

 

“Dios cuida de las viudas y los huérfanos” Santiago 1:27

 

Pero cuando entregamos el corazón al odio y la venganza, no hay la fe suficiente para reclamar las promesas de Dios, por aferrarnos a las injusticias de los hombres.

“Perdonalos por que ellos no saben lo que hacen” Lucas 23:34

Esas ofensas que tanto me ardían en el alma y mantienen mi mente desenfocada, cambió cuando entendí la complejidad de nuestra humanidad. Una idea que me ayudó cuando realmente la entendí: 

 

“Hay personas que no se levantan de su cama buscando a quien hacerle el mal”

 

Hay personas que realmente son buenas amigas pero malas parejas, también hay personas que quieren una pareja pero no compromiso. Y a muchas de estas nos cruzamos en su camino haciendo parte de su plan o de su tropiezo. En este amor del mundo que quiere poseer y someter al otro, es un capricho de nuestra carne la frustración de no poder hacer con los demás lo que quisiéramos. 

 

Tenemos una mentalidad que hace planes con vidas ajenas, soñamos lograr o hacer cosas con quienes pensamos o creemos que desean lo mismo. Pero cuando descubrimos que no están dispuestas a hacer parte de ese plan, la frustración no nos deja ver que fuimos nosotros los que confundimos las cosas.

 

Y otro punto clave a tener en cuenta es que:  “Los hombres pueden hacer promesas, el problema es que las cumplan”. Desde la mirada en el mundo, nos queda muy difícil ver una realidad espiritual y es la que un hombre sin Cristo en el corazón no tiene la capacidad de cumplir sus promesas.

 

Porque el hombre que no le es fiel a Dios no le es fiel a nadie ni a nada. El hombre que no ama y obedece a Dios sobre todas las cosas, es incapaz de amar y respetar a su pareja sobre todas las demás. Las personas se casan confiando en lo que las personas dicen, prometen, juran en el altar, pero no se dan cuenta que si esa persona no ha muerto y nacido de nuevo, es alguien incapaz de sostener un pacto matrimonial para siempre.

 

La gente en la consejería me manifiestan la gran decepción que tienen con su pareja, porque está incumpliendo el pacto o lo quiere romper. Pero ellas no se dan cuenta que hicieron una casa sobre la arena, en donde vino el agua y el viento y la destruye. Le reclaman a Dios el hecho de que si se casaron en una iglesia, Dios debe forzar el cumplimiento de ese pacto, pero no queremos dar cuentas porque de nuestra parte Dios no fue el centro de nuestro matrimonio ni de nuestras vidas.

 

Todo este malentendido no es más que un capricho de la carne, y en ese orgullo nos cerramos a reconocer errores, pues esperamos que con pataletas religiosas Dios nos tiene que solucionar algo. En ese orgullo ahora vamos a meter a Dios en nuestro plan, lo vamos a poner donde queremos y por esto la oración es para darle instrucciones de lo debe hacer.

 

Todo este problema va a tocar resolverlo con el perdón, pues ellos no sabían de corazón las implicaciones espirituales de lo que hacían cuando nos engañaron y traicionaron. Nosotros tampoco sabíamos el grave error que cometimos cuando empezamos una relación en fornicación, una casa en la arena con una persona del mundo que no amaba y obedecía a Dios sobre todas las cosas.

 

Todo esto es una secuencia de pequeños errores que ocasionaron un gran desastre, que lo podemos solucionar perdonando de corazón. Con el perdón no podremos cambiar el pasado, pero sí podemos escribir el futuro, en donde la sangre de Cristo sea la tinta con la que escribamos días libres de toda culpa. Un día después de unos 3 años de no hablarme con ese amigo, tuve que llamarlo por un asunto de negocios, cuando me contestó el teléfono me saludo como si nunca hubiera pasado el tiempo, parecía como si todo lo bueno pasó el día de ayer.

 

Yo en mi corazón lo quería borrar de mis recuerdos, pero cuando colgamos me quede pensando, él ni siquiera se imaginara lo mucho que lo idolatre, en su mente no existe una gratitud o deuda de lo que sentí por él. Simple, yo me hice una película que él no quiso ver conmigo. Entendí que una persona sin la sensibilidad del espíritu santo, realmente no tiene una conciencia espiritual que lo haga darse cuenta de la realidad, ellas son personas que flotan sobre nosotros y ni se imaginan lo hundidos que estamos en el dolor. Y en mi corazón descanse tan solo entendiendo que él era un torpe espiritual, que nunca maquino un plan para hacerme sufrir de alguna manera.

 

Me ha servido mucho para soltar la ofensa y facilitarme olvidar, recordar con cada persona que me lastima, que ella realmente es una ciega espiritual que no sabe que me está hiriendo. Y ahora en Cristo no los amo desde mi carne donde todo lo queremos poseer, si no desde el espíritu donde entiendo que el amor de Dios respeta las decisiones del prójimo. 

En Cristo es más fácil el perdón

Ahora cuando una persona ha muerto y nacido de nuevo, con Cristo se gana una capacidad para hacer cosas extraordinarias y por esto el Señor nos invita a caminar sobre el agua. Dios sabe que podemos caminar sobre el agua, pero es en la fe de cada persona, que podrá creer que es Dios que lo sostiene sobre las aguas para no hundirse. También es una responsabilidad de un Cristiano perdonar así como lo instruye la palabra:

 

LUCAS 6: 

32 »Si ustedes aman solamente a quienes los aman a ustedes, ¿qué hacen de extraordinario? Hasta los pecadores se portan así. 33 Y si hacen bien solamente a quienes les hacen bien a ustedes, ¿qué tiene eso de extraordinario? También los pecadores se portan así. 34 Y si dan prestado sólo a aquellos de quienes piensan recibir algo, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores se prestan unos a otros, esperando recibir unos de otros. 35 Ustedes deben amar a sus enemigos, y hacer bien, y dar prestado sin esperar nada a cambio. Así será grande su recompensa, y ustedes serán hijos del Dios altísimo, que es también bondadoso con los desagradecidos y los malos. 36 Sean ustedes compasivos, como también su Padre es compasivo.

 

El que ha nacido de nuevo entiende la gracia que ha recibido, y que hay mucha más gloria en dar que en recibir. Y esto también funciona de manera que si cuando atamos en la tierra estamos atando en los cielos, ahora que aprendemos a soltar y desatar, también nos beneficiamos de eso. Y es mejor perdonar que juzgar como le explica la palabra:

 

Lucas 6:

37 »No juzguen a otros, y Dios no los juzgará a ustedes. No condenen a otros, y Dios no los condenará a ustedes. Perdonen, y Dios los perdonará. 38 Den a otros, y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena, apretada, sacudida y repleta. Con la misma medida con que ustedes den a otros, Dios les devolverá a ustedes.»

Opresión espiritual que no te deja perdonar

No olvidemos que la falta de perdón también le da autoridad a satanás, para oprimirnos con espíritu de depresión y muerte, para someternos hasta el punto de buscar el suicidio o causar un desequilibrio mental en la persona. Estos ataques también vienen acompañados con los espíritus de confusión y discordia , para mantenernos pensando lo malo y tomar decisiones equivocadas.

 

Recuerde que el espíritu de discordia nos vive recordando todo lo malo que el otro hace y a el otro todo lo malo de nosotros, para que no podamos ponernos de acuerdo. Y el espíritu de confusión es ese que cada vez que hablamos de un problema, escuchamos cosas o mal interpretamos algo que nos hace pelear más.  Entonces intentar reconciliarnos sin primero haber perdonado, se hace imposible por las opresiones espirituales.

Ejercicios para hacer más fácil perdonar

La primera dificultad para perdonar es la falta de intimidad diaria.

A veces cuando oramos caemos en el error de distraernos mientras nuestra boca se queda hablando, esto sucede porque preferimos concentrarnos en los hechos o situación, que realmente enfocarnos en la conexión con Dios. Y al principio cuando uno no está acostumbrado a orar, es algo que a todos nos pasa.

 

Pero en el momento que empezamos a orar, satanás también empieza con sus darnos espirituales en nuestra mente para distraernos. Por esto es importante que antes de comenzar a orar primero le pidamos a Dios que ate y reprenda todo espíritu que quiera distraernos y lo eche fuera de nuestra presencia y lo lleve a ese abismo donde nunca más pueda salir, en el nombre de Jesús. Pero también estemos atentos a que cada vez que vengan pensamientos, nosotros le pediremos a Dios que por favor los quite de nuestra mente, podemos pedir a Dios que por favor tome esos pensamientos los cancele y eche fuera de nuestra mente en el nombre de Jesús. 

 

Los pensamientos más comunes vienen acompañados del recuerdo con la persona que nos ha ofendido, sea nuestra pareja o su amante, Vamos a orar por esas personas que tanto nos lastima recordar, le pediremos a Dios que las bendiga liberándose de esas ataduras espirituales que las mantienen ciegas, que ellas tengan esa convicción de pecado y arrepentimiento que las lleve a recibir a Cristo como su salvador.

 

Podemos pedirle a Dios que nos perdone por todas los pensamientos, intenciones y cosas que hayamos dicho en contra de ellas. La idea es intentar recordar esos pensamientos o lo que se dijo para pedir a Dios que lo cancele en el nombre de Jesús. Y recordando lo malo que mensaje o dijimos de ellas, reemplacemos eso por palabras y deseos positivos para ellas.

 

hacer este tipo de ejercicio parece muy hipócrita de nuestra parte, pero si estamos conscientes que nuestra verdadera intención es perdonar y soltar, Dios entenderá que en nuestro corazón estamos intentando con todas nuestras fuerzas obedecerlo.

Y cuando Dios ve nuestra intención, que aún nos cuesta lograrlo, él pondrá lo que nos haga falta para lograrlo.

 

Solo no se olvide que satanás le estará recordando las ofensas para tentarlo a usted a volver atar a esas personas que se supone había desatado, por esto usted debe aprender a ser rápido en su respuesta de cancelar y reprender los pensamientos necios, antes de que estos ganen control de su mente.

Técnica para perdonar de La silla vacía

Hay cosas que todos sentimos que necesitamos desahogarnos, decirlas y ser escuchados. La realidad es que por mucho que las contemos estas no van a salir de nosotros, pero al contrario cada vez que las repetimos esto más afecta mi mente, con cada vez que lo recuerdo. Lo negativo de esto es que está atando más a las personas en cuestión, lo cual se me está devolviendo en contra mía también.

 

Es muy común que en la desesperación no midamos lo que decimos, ni tampoco nos demos cuenta a las personas que involucremos. Cada persona que le contamos lo malo que nos hicieron, es una persona más que va a atar a esa persona y es un enemigo que sumamos a nuestra reconciliación.

 

En muchos casos de crisis matrimoniales que aprecian insuperables, en el momento menos pensado de superar la crisis y sucedió una reconciliación de pareja. Pero la reconciliación no duró mucho pues los familiares y amigos a quienes metieron en esto, ahora atacaban la relación y al que había abandonado, hasta convencerlo de que fue un error volver.

 

El problema de contar esto a la familia como los padres y los hijos, es que esta amargura también penetra en sus corazones, y para ellos también va ser un largo y doloroso proceso perdonar. El dolor se convierte en ira y la ira nos seduce a la venganza, todo este problema que estamos compartiendo con la familia, en especial a nuestros hijos también los está educando en la manera de cómo lo deberíamos solucionar.

 

Ellos también adoptan la mentalidad destructiva o creerán que una crisis matrimonial es una razón para morirse, dejando que una mente negativa los sumerja en la depresión. No nos damos cuenta que cuando ellos ven nuestro dolor y sufrimiento, también están maldiciendo y atando en sus corazones, y con esto concluye el plan perfecto de satanás de destruir una familia.

 

Esa mentalidad de morirse por alguien es bastante irónica, pues si una pareja se vuelve una razón para morirse, les estamos diciendo a los otros que se supone amamos, que no son la razón suficiente para vivir. Por esto con respecto a las ofensas que hemos recibido y no hemos podido perdonar o soltar, para evitar contar o divulgar a las personas equivocadas, es mejor a solas sentarse en frente de una silla vacía, imaginando que esa persona que tanto me ha herido, está sentado en ella, y empezar a decirle todo eso que quisieramos decirle. 

 

Y por último también decirle que lo perdonamos de todo esto. Esto también puede servir escribiendo una carta y por último destruirla para que nadie se vaya a cargar con esa información. 

Una carta para pedir perdón.

Muchas veces una de las cosas que nos tiene muy oprimidas es el hecho de que queremos ser perdonados, pero esa persona nos tiene bloqueados o no nos permite hablarle. Es recomendable hacer una carta pidiendo perdón por cada cosa que reconocemos y manifestamos estar arrepentidos. 

 

Pero no forzar o intentar mandar esa carta inmediatamente, si no conservarla hasta que exista el día correcto, ese cuando la persona se abre, permite ese diálogo en un nuevo espíritu. Ojo, la mayoría de personas escribe la carta y la envía, pero como la otra persona no está lista para perdonar, o aún está ofendida y llena de ira, esa carta la va a ignorar y se desperdiciara la oportunidad.

 

Y menos recomendable es, cuando mucho de lo que se escribe en esa carta, son promesas que ya habíamos hecho antes y no las cumplimos. Este ejercicio de la carta requiere que primero nosotros hayamos nacido de nuevo tanto para perdonar de corazón como para no volver a cometer las mismas ofensas. 

El perdón del pasado también es asunto de madurez

Muchas parejas enfrentan problemas en el matrimonio, por celos e inseguridades de recuerdos o problemas del pasado que no han podido perdonar ni olvidar. Aun así, sin primero enterrar el pasado en Cristo, empiezan matrimonios con problemas del pasado.

 

Y esto lo aprovecha el espíritu de discordia que recuerda el pasado, para mantener atado al otro a sus errores, pero el perdón también es un asunto de madurez, entender que todos tenemos un pasado, por eso era importante primero morir y nacer de nuevo para ser perdonados por Dios, y en ese espíritu de amor y misericordia, poder entender que todos tienen un pasado que necesitan les sea perdonado.

Quiero dejarte un ejercicio para ayudarte a practicar el perdón:

 

Necesito que ores y medites con tiempo, ojalá lo hicieras por al menos 3 días en tu devocional, y escribas una lista sobre las cosas que recuerdas que se te han sido perdonadas por Dios o alguna persona y otra lista sobre las cuales quisieras que te perdonaran.

 

Luego que tengas esas 2 listas. Vas a tomar la lista de las cosas que te fueron perdonadas y vas a pensar a quienes deberías de perdonar por esas mismas cosas. Te recomiendo que también le dediques al menos 3 días en oración para recordar a esas personas que necesitan ese perdón.

 

Luego vas a orar a conciencia con el corazón y le vas decir a Dios que perdonas a esas personas por esas cosas y de esta manera sabemos que si nosotros las hemos perdonado, también Dios las perdonará. Que al menos de nuestra parte ya no tienen esa condena. Ahora vamos a hablar de la segunda lista sobre las cosas que quisieran que te perdonaran. 

 

Con el desarrollo de la actividad anterior estamos practicando el perdón a nosotros mismos, para liberar tensiones del pasado que alimentan nuestras amarguras. Esta es una activación terrenal que hacemos desde nuestras vidas y en fe esperamos que así mismo suceda una liberación de esas culpas en las personas involucradas de manera espiritual. 

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