Nuestro desarrollo personal y la interacción con el mundo, se guía a través de lo que vemos en nuestro entorno. Pero esto también nos puede sumar conflictos al seguir patrones de conducta que vemos normales, pero en profundidad no son los mejores. Un ejemplo de esto se puede analizar en la manera que nos relacionamos con las personas que nos generan atracción.

Nadie nos enseña que la mayor muestra de amor hacia el otro es el respeto. Uno ama a los otros como uno quiere y en muchas ocasiones no como las personas necesitan.

Así mismo la mayoría de personas se guían en su sexualidad por las emociones.  A veces estas mismas emociones son confusas y de seguro esto hará enredar lo que verdaderamente sentimos. Esa mala interpretación del sentimiento, puede dar como resultado sentirnos enamorados de la persona equivocada solo porque sexualmente nos hace sentir bien.

También entra en juego el pasado sexual o el poco conocimiento del tema. Es importante reconocer que algunas personas tuvieron el despertar de su sexualidad por una mala interpretación del cariño, abusos sexuales o pornografía. Entonces estos factores le pueden restar la plenitud a nuestra sexualidad al estar anclados a la culpa, dolor o un mal recuerdo.

También hemos conocido que la mala comunicación de la pareja, hace de la sexualidad más un compromiso obligatorio que algo placentero y voluntario.

En esta serie en la cual hablamos “sin pelos en la lengua”, buscamos la libertad en Cristo para sentirnos plenos y sin ofender a Dios. El ser restaurados de la mano del Señor nos ayudará a encontrar respuesta y sanidad en su sexualidad, llevándola a un nivel sano y placentero.