Perdonar para dejar de pensar en alguien

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Recuerdo que en cierta ocasión enfrenté una gran ofensa contra la iglesia donde por 10 años me había congregado, esta ofensa me penetró hasta el alma. Empecé un ayuno y oración en busca de la justicia de Dios para que Él reivindicara mi nombre, diera testimonio de su obra en mí, y de una vez ajustara a la iglesia y algunos de los líderes con asuntos que eran vistos con poca importancia.  


El Señor me habló y me dijo: “Si usted quiere que yo haga justicia en la iglesia y en los hermanos, prepárese, porque por usted es el primero que voy a comenzar.” Y claro que su juicio no iba a ser solo en el área donde yo me sentía seguro de ganar, si no en todas mis áreas vitales, en donde todos tenemos cuentas por ajustar.

El Señor en su perfecto amor me mostró que los hermanos si se habían equivocado, pero que su juicio traería mucho más dolor que edificación, y me mostró que si yo quería era mejor perdonar. Y no me estaba ofreciendo la alternativa de perdonar como la solución a un problema que se iba a quedar así. Sino como una estrategia de algo que él sabía que más adelante trataría esto con la iglesia sin necesidad de lastimar a los hermanos.


Todos tenemos algo que necesitamos nos perdonen y nos conviene a todos perdonar.


La ofensa nos pone solo en la posición de victimas y esto evita que podamos ver nuestras fallas.


Sabemos qué es lidiar con la ofensa, el dolor que se siente en las entrañas cada vez que viene el recuerdo de nuestros cónyuges, repasar el álbum de fotos de los malos momentos vividos en el matrimonio, prácticamente hace invivible otro día en esta situación. Y el problema de sentirnos ofendidos es que nubla nuestra mente y no deja  vernos a sí mismo como personas que también fallamos en otras ocasiones, situaciones y áreas de nuestra vida. Porque no podemos recordar que también nos hemos equivocado, con nuestro conyugue o con otras ex parejas. Es un error centrarnos en el dolor para escudarnos dentro del papel de víctima, reclamando justicia contra el otro.


Y aún que usted aun no esté dispuesto para perdonar, olvidar y seguir adelante, va a tener que hacerlo.

Imagínese a Jesús, el hizo todo lo bueno, sanaba a los enfermos, resucitaba muertos de carne y espíritu, reivindicaba prostitutas y a usureros. La recompensa de sus obras buenas y justas se celebró con una feria en donde él fue llevado al monte del calvario, acompañado de gente que lo vio hacer el bien y estos le tiraban piedras, escupas, maldiciones, latigazos. No conformes con la golpiza que recibió a cada paso, le hicieron llevar su cruz, cosa que no se le hizo a otros crucificados. Pero pese a toda esta despedida donde no hubo abrazos de agradecimiento y amor, porque sus jueces tenían las manos ocupadas manos arrojando piedras. El ya estando en la cruz totalmente reducido a un cuerpo del cual ya no salía sangre si no agua. Con su último aliento, miro al cielo y dijo:


“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen…” <S. Lucas 23:34 RVR1960>

Uno se imagina que pensaría estando yo en esa cruz, y lo más seguro es que uno hubiera dicho: “¡Mátenlos a todos!”.


Imagínese, piense, medite, reflexione, tómese el resto de este momento para pensar:


Jesús, siendo un Dios, con todo su poder y justicia, sin pecado. Pudo perdonar y dar su vida por los que le ofendían. Y Dios permitió que todos ellos y nosotros existiéramos aun sabiendo que de alguna manera en diferentes épocas de la vida, también arrojaríamos piedras a Cristo cuando hemos juzgado a otros injustamente, como cuando en la ira ofendemos y gritamos maldiciones. Algunos fuimos Pedros que lo negamos cuando vinieron a enseñarnos su evangelio, y otros serán Judas que lo cambien por los tesoros de hoy, como lo son las drogas, apuestas, licor, inmoralidad sexual, adulterio, mentiras, robos, etc.

 

Y siendo nosotros a veces hasta peores en otras áreas diferentes a la que nos ofendieron, queremos muchas veces que otros lleven cruces por la vida, que ni nosotros seriamos capaces de levantar. Porque juzgamos a los otros desde donde somos fuertes, pero no vamos a juicio por las áreas en que somos débiles.

No cree que realmente a la final de todo este tema de una separación, lo mejor y más conveniente que nos queda por hacer, es perdonar.


El perdón lo libera a usted, al otro y a su descendencia, porque:


…Todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Mateo 16:19


La mejor medicina contra la ofensa para alcanzar el verdadero perdón es:


  1. Orar por los que nos ofenden, si está muy ofendido con su pareja, no ore por un esposo o esposa, ore mejor por un alma que se va a perder, para que vaya a Cristo y se pueda arrepentir de todo lo malo. Créalo, ya satanás está reclamando esa alma.

  2. Ore por esa otra persona que se metió en la relación, para que se arrepienta y pueda ir a Cristo, para que esa alma tampoco se pierda. Pues esa también está siendo reclamada por satanás.

  3. Ore por un corazón nuevo, entregue su mente y corazón a la obediencia a Cristo, para que sean renovados, limpios de dolor y ofensa.

  4. Podemos asegurarle que cada vez que ore por quien lo ofenda, a través de esa oración, Dios va ir quitando la ofensa de su corazón, así libera al otro de una atadura y se quita de encima la suya por ese asunto y por los otros de los que usted ahora no se acuerda.



Los siguientes vídeos es posible que ya los ha visto. Pero a pesar de que haya sido así, seria importante que lo hiciera de nuevo, esta vez desde otra perspectiva, eso le ayudara a ver cosas que en la primera vez no vio o no recuerda por los recuerdos que en ese momento cruzaron por su mente. véalo de nuevo para profundizar su entendimiento del tema, seguro esta vez encontrara algo nuevo. 

Episodio: El Perdón

La mejor alternativa para mantener la pareja unida, pero la opción mas difícil cuando el ego y el orgullo forman una pareja inseparable. 

Episodio: Consecuencias

No es fácil lidiar con el pasado o las ofensas reincidentes, dolor acumulado que provocarán reacciones destructivas en una relación.

Tome un descanso

Recuerde que lo importante no es avanzar rápido, ya hemos tenido personas que se ven todo el material en 2 días, pero no retienen nada. Esto solo sirve si usted medita y hace su lista personal de cosas por cambiar.

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